lunes, 10 de septiembre de 2012

Café

- Así que, la solución para todos tus problemas... es café.
- No. Un buen café.
- Ya, "un buen café".

Silvio sonríe y bebe. La taza que tanto le gusta, esa ridículamente grande para la poca ración de oscura bebida que siempre se echa, en su mano derecha mientras con la izquierda hace garabatos ininteligibles en un hoja de su bloc de notas.

- Mira Manuela, esta línea de aquí es alguien. Podrías ser tú, de hecho. Llegaste en el 2006 y ya en el 2011 estabas aquí, al final de la linea. Luego, todo fueron ramificaciones: buscaste trabajo, opositaste, voluntaria en varios lugares y hasta intentaste matricularte en esas cosas que me enseñaste la vez esa que quedamos a comer, tras el jaleo que se montó en tu casa. Eres de esas personas que has ido año tras año, cumpliendo una serie de planificaciones estereotipadas, y a la perfección.

- Lo planteas como si fuese malo, y lo cierto es que estoy muy orgullosa de ello- Silvio escuchaba mientras llevaba de nuevo su portaminas a su moleskine.

- Y esta otra... no-linea podría ser otra persona. Yo por ejemplo llegué en el 2006 y a día de hoy, finales de 2012 sigo aquí. Desde mucho antes comencé a ramificarme, ya sabes. Nunca fui alguien de estar muy quieto, aunque siempre fui alguien que no sabía a donde iba salvo en verano. No he seguido los cánones esperados, no soy uno más de "vosotros".

- No pretendas hacerme creer que eres mejor que yo sólo por ser diferente o por no haber hecho lo esperado. Eso no tienen ning...

- Sólo podría ser mejor si, ramificándome antes, hubiese llegado el 2011 y estuviese en el mismo punto que tú. Y lo cierto es que no ha sido así.

- Ya. No entiendo a dónde quieres llegar. ¿Ni es bueno seguir lo establecido, ni es mejor aún no hacerlo? Algo intermedio tampoco es la solución. Mi impresión es que las metas cuánto antes se consigan más beneficioso para ti. Es sencillo: antes obtienes la recompensa. Por eso el ratón, una vez tiene el recorrido correcto para llegar al queso, corre para comérselo antes.

- Sí, puede ser. El ratón quiere ese queso.

- Ya. ¿Y tú no quieres tu queso? ¿Puedes evitar estar otro año tratando de aprenderte el camino hasta él?

-  Sí, claro. Aún tengo una oportunidad, aunque difícil.

- ¿Difícil o imposible?

- Difícil.

-¿Y a qué esperas?

- Estoy bebiendo café. Y explicándote de algún modo algo que no sé muy bien explicar con la única intención de no mostrarte que estoy desmotivado y que necesito un pequeño empujón. Nada más.

Manuela le quita la taza de las manos, calibra cuánto café puede quedar, cierra los ojos y de un trago no deja ni una gota.

- A ti no te gusta el café.

- No, y a ti ya no te queda.

Silencio.

- Sí, manos a la obra.


Ender


Gracias yo



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