lunes, 19 de septiembre de 2011

Farolas dormidas de verano (I)

Sonaba de fondo la voz de la cantante acompañada por un piano. Él escribía, sin atender a la letra ni a la voz masculina que ahora dominaba la habitación. Él pensaba, todo estaba cambiando a su alrededor y no sabía si llorar o seguir respirando tan pausadamente sin moverse del sofá como llevaba haciendo toda la tarde. Días antes, mirar por la ventana traía ruidos de voces chillar y reír, aún había luz natural inundando toda la calle y entrando por las ventanas invitando a los inquilinos de los pequeños pisos a seguir disfrutando antes de la llegada de la oscura noche. Ahora las ventanas sólo muestran otra encendida en el edificio de enfrente. Llega ese momento del año en el que las farolas siguen dormidas de verano mientras el otoño llega sin hacer ruido, sin despertarlas.

Las cosas no salen como él quería y su mundo sigue girando demasiado deprisa. Un asiento en la atracción de la vida siempre tuvo su nombre. Pero en uno de esos descansos que hace la maquinaria para engrasar los engranajes y asegurar el mantenimiento de las estructuras de seguridad aprovechó para posar un pie en tierra... y dejarse caer definitivamente. La montaña rusa del día a día volvió a funcionar, vuelve a moverse de nuevo y él está a tres pasos observando su velocidad. Hubo una vez que él mismo fue igual de rápido, imbuido en ese girar y girar, inmerso en un recorrido sin frenos dejándose guiar por los vagones que había escogido años atrás atendiendo a pasiones y sentimientos. Ahora observa a tres pasos. Se sienta, mareado.

Desde fuera lo de dentro es visto con añoranza, un motor cuya gasolina era el propio día a día. Lo que iba pasando era motivo suficiente para continuar avanzando, sorteando baches. A tres pasos de allí un tropiezo es alejarse un paso más de cualquier otro camino similar al dejado atrás.

Las farolas siguen sin alumbrar la calle. Así no hay quien salga, piensa. Tampoco lo hiciste cuando el sol estaba bien alto ahí fuera, se dice.

Tiene miedo de una llamada. Mañana por la mañana cogerá el teléfono y se confirmará que todo ha sido peor de lo ya aceptado, o quizá simplemente parezca que al final pese a todo lo malo pensado horas antes algo por fin salió bien. Seguirá a tres pasos de su mundo, necesita encontrar otro nuevamente.Veinte groszy sobre la mesa reflejan la luz de la bombilla a unos metros iluminando parte de la sala. Fuera todo sigue oscuro.

Coge la moneda y la hace girar. En su movimiento se cae de la mesa y el suelo la frena. Él sonríe. Parece que tú también te bajaste del viaje, murmura. Yo también necesito una mano que me vuelva a girar, se dice.


Ender


Sí, siguen sin encenderse aún (21:43)

lunes, 12 de septiembre de 2011

Cambios

C.W: Cambiar de nombre no cambia la persona que eres.
C.B.:  Es un buen comienzo.


Ender

sábado, 10 de septiembre de 2011

Muescas

Mientras unos ojos confundidos piensan
mi mente lee sus imágenes superpuestas.

Tus ojos, ahora sé, me ciegan;
recuerdos son de la realidad muescas.


Ender

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Agua y arena

Cayó al suelo y la mezcla de agua y arena empapó sus ojos de vergüenza, dolor y rabia. Como auto castigo tomó una bocanada de aire a sabiendas que la mezcla entraría también en su boca. Se arrepintió al instante, pero consiguió lo que quería.

Entre arcadas y toses se levantó. No se adivinaba color en su camiseta, todo a su alrededor era marrón y negro. Una nueva arcada le ayudó a evitar el puñetazo del otro joven que se había levantado a su lado, tan manchado como él aunque con la cara más limpia. Se adivinaba odio en su mirada.

Aire. Aire en sus pulmones. Tenía que aprovechar, abalanzarse contra su agresor ahora que estaba tendido en el suelo. Patada en el costado para dejarle sin respiración y caída en seco con la rodilla en su espalda a la altura de las lumbares. Sabiéndose ganador, al menos durante lo que le atenazara ese dolor agudo a su rival, miró a su alrededor. No había nadie. Lluvia y arena. No entendía nada, en su interior sólo tenía algo claro: hay que acabar con esto. O volverá.

- Te tengo -susurró a su oído.

Levantó la rodilla de su espalda y girándole para que la lluvia resbalara por su ahora manchada cara se colocó a horcajadas sobre él. No notaba resistencia alguna. Descargó sus puños sobre su rostro ahora más visible, sin preocuparse si le estaba mirando o no. El cansancio se apoderó de él, estaba exhausto. Sólo quería huir.

- ¿Me oyes? ¿Por qué? ¿Por qué viniste tras de mí? ¡¡Quería salir de aquí, escapar de ti!!

Por unos instantes la lluvia dejó de escucharse, sólo sus gritos silenciaron el silencio que les rodeaba. Lluvia y arena. Más puñetazos golpearon ahora el pecho del cuerpo inerte bajo él.

- Déjame.. Por favor... -lágrimas, lluvia y arena.

Se incorporó limpiándose la sangre de los nudillos. Permaneció tumbado a su lado tan quieto que sintió pena en su interior, pero no se fiaba. Debía salir corriendo. Cuatro o cinco pasos sin dejar de observarle atento, en el sexto se giró para no volver a mirar atrás nunca más y comenzó a correr. La lluvia se mezcló con sus lágrimas e imposibilitó una marcha más rápida. Los pies se le hundían cada vez más centímetros a medida que se alejaba, y ocurrió. Arena y agua en su cara. Un golpe en las costillas cortó su respiración y le encogió sin permitirle chillar del dolor. Algo duro y pesado le hundió en el barro sin posibilidad de escapar sumido entre dolor y desesperanza por verse de nuevo atrapado, sin poder moverse.

- ¿Y tú? ¿¿EH??

Como si fuese un muñeco de trapo empapado notó bajo su espalda tierra firme y sobre su cara y pecho una tormenta de gotas y golpes.

- ¿Por qué? ¿Por qué escapaste de mí? Nunca más, no te dejaré.

Silencio.

- Nunca más, ¿me oyes?

Había vuelto a perder. Notó menos presión sobre su cuerpo magullado y dolorido. Apenas pudo abrir los ojos lo suficiente para verse reflejado en el rostro del vencedor, el rostro del perdedor. He vuelto a ganar. Ha vuelto a ganar.

Agarrándole de los brazos le arrastró de vuelta a su hogar. No le gustaba aquello, pero era su hogar. Sólo se sentía libre en esos momentos, en los que su vuelta obligada siendo arrastrado significaba volver a tener una excusa más para salir huyendo de sus tierras, su familia, su destino. De sí mismo.


Ender




Cuando dentro de uno hay dos, cuando dentro de uno hay agua y arena.



martes, 6 de septiembre de 2011

Me digo

Los dedos de los pies no saben
donde apoyarse.
Flotan sin rumbo definido,
chocándose
con tu camino.
"Avanzar es ascender más,
subamos juntos",
me digo.


Ender


Una nueva nota que apuntar en mi calendario de la semana.



domingo, 4 de septiembre de 2011

Nuevos Proyectos

Parece que me gusta pensar en las cosas como grandes... pero delimitadas. Comencé con Fronteras del Infinito, blog desde el cuál podéis leer esta entrada, y ahora comienzo con un nuevo proyecto llamado
Finitas Reflexiones.

¿Qué podréis encontrar en él?

Este espacio lo dejaré para mis breves y espaciadas creaciones con un marcado fin literario. Finitas Reflexiones será un blog de opinión donde volcaré lo que me encuentre y viva cada día, dándole un par de vueltas para sacar algo que me ayude, y quizá también a los lectores, a seguir aprendiendo de la vida y verla de otro modo.

Invitados estáis, mi espacio es vuestro espacio.

Ender


Y me gustaría asegurar que seguiré pasándome por aquí... pero ya no tengo la misma inspiración que antes. Pero sí muchas ideas.