jueves, 17 de diciembre de 2009

Buscando a Wally

Antes las paredes temían tener carteles pegados, a nadie le gusta la publicidad.
Las nubes, observadoras, lloran limpiando los callejones llenos de sombras ocultando posibles rutas de escape.

Ahora, las paredes necesitan carteles y alguien que se los pegue. Necesitan dejar de ser simples muros, quieren ser murales. Impera en ellos el comunicarse o si no se derrumbarán sin dejar siquiera la estructura que los sustentaba.

Porque aunque que se conforman, son incomformistas.


Ender

martes, 15 de diciembre de 2009

Cuando tu peor enemigo son tus sábanas


La única forma de escapar es cerrando los ojos y dormirse.

Mientras, la batalla siempre parece decantada hacia el bando del General Edredón: por más que das vueltas huyendo de él siempre te persigue, sin darte un milímetro de respiro.

Cuando gana, ganáis los dos. Tanto ir detrás de ti acaba agotándote y por tanto, llegas a una dimensión en la que por mucho que se pegue a ti ya no eres consciente de él.

Cuando pierde, perdéis los dos. Volver a abrir los ojos es ser consciente de la lucha que no habías ganado definitivamente. Ganaste una batalla, no la guerra. Y esta guerra tiene pinta de durar 100 años.

O casi.


Ender

Again

Según Elisabeth Kübler-Ross, cuando alguien muere o sufrimos una pérdida catastófica pasamos por cinco diferentes etapas de duelo. Pasamos por la negación, porque la pérdida es inaceptable. No podemos imaginar que sea cierto. Nos enojamos con todos, con los supervivientes, con nosotros mismos. Y después... Rogamos, suplicamos. Ofrecemos todo lo que tenemos, ofrecemos nuestra alma y la cambiaríamos por un día más. Cuando la negociación ha fallado y la rabia es demasiada para contenerla, caemos en la depresión. Desesperación.
Hasta que finalmente tenemos que aceptar que hicimos lo que pudimos. Dejamos ir...
Lo dejamos ir y pasamos a la aceptación.


Supongo que el lado positivo es que ya he confirmado del todo que es mi medina. Mi remedio.

Después de realizar la última prueba y comprobar que así era, irónicamente pasé a darme cuenta del poco trabajo que le daría a House. Estaba viendo cómo le entregaba un arma a su obligado paciente sólo para así estar también obligado a resolver el caso, cuando pensé en lo increible de la coincidencia y en la incongruencia de lo de siempre.

Pero de nuevo se vuelve a confirmar:

Escuchar a Meredith Grey en la intro de un nuevo capítulo refleja en apenas unos minutos mi cara y lo que subyace detrás de esta como si de un espejo se tratase. Así que por enésima vez recurrí a esa serie para vaciar mi mente de pensamientos recurrentes, y las apenas 10 líneas arriba escritas aparecieron para retarme a un duelo. Con guantazo incluído, a la vieja escuela.

Y lo curioso es que estaba esperando a que saliese la nueva temporada en TV pero no pude resistirme. Justo hoy.

De nuevo.


Ender

PD: Lo siento.

Tengo que hacerme donante de órganos.
Por si me da por ahí alguna vez.


(Ya caerá un nuevo cuento de todo esto, estoy escribiendo. De nuevo.)

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ahora sí

Ahora ya entiendo del todo la canción.

Mal día, bad day.



Hey child, things are looking down.
That’s okay, you don’t need to win anyways.
Don’t be afraid, just eat up all the gray
and it will fade all away.
Don’t let yourself fall down.

Ender

Volví

Volví.

Pasa el tiempo y las esquinas confunden las direcciones que marcan. Al día siguiente los rayos de sol salvaron el dilema con una almohada de menos. Pero la lluvia quiso arrancar risas mojadas sin saber si seguirían retumbando por las paredes de esa habitación sin enchufes. Para enchufarse. O no.

Sólo es fácil saber qué no se quiere.
Pero supongo que a eso no gana nadie.

Llegó tarde, y está perdiendo.


Ender

martes, 10 de noviembre de 2009

Sin más 2.0

Suponemos que el patito, que cada vez ha visto más mundo, tiene un papel y un bolígrafo a mano.

"Entiendo, entiendo..."


Arranca la hoja, cierra el cuaderno, se guarda el bolígrafo.

Se levanta.

Deja caer la hoja.


Ender

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Antes no estaba ahí

La ves acercarse a la despensa. O al frigorífico.

Por unos instantes dejas de atender: sabes exactamente qué va a ocurrir.
Y eso no es malo del todo, claro. Al menos sabes a qué te enfrentas. Ya tienes mucha experiencia como para no saber qué hacer a continuación. Pero que funcione... es otra cosa.

Por encima de su hombro ves algo que no esperabas. Eso nunca estuvo antes ahí, te dices.

Ahora te gritas.
Contra eso no sabes qué hacer.

Lloras.

La quieres.


Ender

sábado, 17 de octubre de 2009

Lose


Y se mira de nuevo al espejo, pero no para atenderse a sí mismo, sino la habitación en la que está.



Ender

jueves, 15 de octubre de 2009

1 de 2

Y es que 2 es a veces peor que 1...

Por un lado "siempre", por otro "¿cómo?".

Conseguir uno, es perder el otro.
Querer uno es seguir queriendo el otro.


¿Qué hacer?


Ender

viernes, 9 de octubre de 2009

Ni

Uno de esos momentos en los que piensas en lo que viene durante los siguientes días... y quieres quedarte quieto.

Lo peor de todo es que podría ser peor.

Ni eso hace que me vuelvan las ganas.

Ender

Reset

Se ha bloqueado. Lo único que puedo hacer es tirar del cable y desenchufarlo.

Mientras a ver si me distraigo con mi pc.



Ender

domingo, 27 de septiembre de 2009

Momentos III: Hacer

Cuando consigues hacer sonreír a esa persona a la que llevabas mucho tiempo queriendo hacer sonreír de nuevo.



Ender

jueves, 10 de septiembre de 2009

Río

No era un río cualquiera. Eran curiosos los distintos sentimientos que afloraban entre los perdidos viajeros cuando pasaban por las tierras que alimentaba con su agua. Y es que unos al avistar su curso a lo lejos o escuchar su murmullo todavía sin verlo, quedaban prendidos de él y tardaban horas en proseguir su camino. Otros, sin embargo, nada más divisarlo seguían su viaje sin mirar atrás. Pero una cosa era clara, ese murmullo no dejaba indiferente a nadie. Pero no nos adelantemos, toda historia tiene su final y éste debe ir en su sitio.

Río comenzó siendo un riachuelo venido de muy lejos. Allá por donde pasaba iba saludando al resto de habitantes del bosque, pradera, llanura... Él sólo quería conocer y explorar, cuando algún sitio le gustaba especialmente no dudaba en dividir ligeramente su cauce y llevar un afluente investigando lejos, muy lejos, con la intención de que cuando volviese le contara qué había vivido y experimentado.

Sus preferidos eran los árboles, claro. Sus raíces le hacían cosquillitas cuando llegaban hasta su cauce, tratando de captar las gotas y alimentos necesarios para seguir creciendo. Además había de muchos tipos, aunque bien es cierto que casi siempre los árboles sólo se relacionaban con los que eran iguales a ellos. Formaban pequeños corros que evitaban, por ejemplo, que un alcornoque se mezclara en el mundo de los pinos. ¡No dejaba de sorprenderle! Seguro que el pobre alcornoque podría enseñarles muchas cosas.

Eso sí, decir que todos los árboles se comportaban de modo tan excluyente sería decir que todas las rocas que tenía él en su tripa tenían la misma forma. ¡Para nada! O que estaban hechas de lo mismo. ¡Qué locura! Y es que había zonas, sus preferidas, en las que miles de árboles con distintos tonos de hojas, grosor de tronco y copas de formas dispares compartían sus secretos y sus conocimientos.

Un día, cuando se recreó en esa zona, observando como las ardillas saltaban de rama en rama persiguiéndose sin darse cuenta de la maravilla de la naturaleza que iban dejando atrás en cada salto, un humano apareció y trató de cruzarle. No se atrevía a saltar, y con razón claro, así que se dispuso a buscar algún modo alternativo. Por su cara no parecía que estuviese a gusto allí, necesitaba pasar al otro lado y cuanto más rápido mejor. Ni corto ni perezoso, se acercó a uno de los árboles que estaban justo al borde del agua, y aprovechando que era joven y que estaba creciendo lo dobló hasta sumergirle las hojas en el cauce y saltó apoyándose en una rama sin pensárselo ni un momento.

Malhumorado, Río trató de salpicarle nada más darse cuenta de lo que se proponía. ¡Ojalá se hubiese caído a sus aguas, acabando a cientos de metros de allí y todo empapado! Eso sí que sería una historia que iría contando al día siguiente por donde pasara. Pero el humano saltó y no falló, y tras verle desaparecer entre los setos de la otra orilla Río miró al pobre árbol. Había quedado ladeado con varias ramas dificultando el paso del agua, creándose remolinos que le hacían sonreír.

- ¿Puedo ayudarte, árbol?
- ¿Árbol? Soy más que un árbol, ¡soy un Cerezo! Y sí, ayúdame empujando con tu agua, a ver si entre los dos conseguimos enderezarme un poco.

Lo que pasó a continuación aún causa gran extrañeza en todos los animales a pocas hectáreas de distancia. Río hizo crecer el nivel de agua y empujó levemente a Cerezo, formándose un extraño murmullo jamás escuchado antes por ningún oído de toda la comarca. Pronto hubo ardillas, ciervos, conejos e infinidad de aves, en silencio y muy concentrados todos ellos escuchando esa preciosa melodía. Las hojas de los árboles cercanos transmitieron ese sonido más allá de donde llegaban los afluentes que Río soltó un día, por lo que muchos humanos que pasaban por aquellas tierras se alarmaron a la par que se fascinaron y tardaron apenas un par de días en llegar hasta el punto exacto donde se originaba todo.

Durante meses, Río trató de mantener el nivel de agua como buenamente podía. Le encantaba también a él ese murmullo, y se sentía muy bien formando parte de él. Pero un día, una familia con varios críos fueron a su orilla a pasar el día. Dos de los pequeños aburridos de no hacer nada más que escuchar y escuchar, empezaron a jugar al pilla-pilla. El más rápido se subió en Cerezo y al saltar para esquivar la garra de su hermanita ya fatigada, resbaló y cayó al agua. Río rápido fue a salvarlo suavizando sus aguas hasta la llegada de su padre asustado y preocupado.

Todo fue normal. Río no entendía qué había pasado. Miró a su alrededor y uno a uno los animales se fueron yendo. De pronto se dio cuenta de que el rumor, el murmullo que tanto le gustaba ya no estaba. Asustado buscó a Cerezo, encontrándole ya erguido y lejos de su agua.



Pasaron los años y ya nada fue lo mismo.



Río iba de un lado a otro, sin rumbo fijo. Estaba remontando la corriente, su propia corriente, y no se reconocía. ¡Cuánto le costaba! Hace no mucho tiempo de un brinco hubiese ganado metros y metros, pero ahora cada paso hacia su lugar de nacimiento era un sufrimiento. A su lento paso se fijó en que varios animales de aquella zona del bosque corrían corriente abajo. Tras media hora de ver pasar conejos, ratones y lechuzas se paró dudando sobre si seguir su arduo camino o bajar a cotillear.

Quieto como estaba, decidiendo qué hacer de pronto lo oyó. Se giró lo más rápido que pudo y en pocas zancadas vio a muchísimos animales congregados, y en el centro, un joven de unos 20 años. Le recordaba vagamente a alguien... El chico saltó sobre algo y ganó un par de centímetros, permitiendo a Río reconocerle como aquel niñito que se resbaló sobre él y tuvo que salvar de una muerte segura. ¿Qué haría aquí de nuevo después de tanto tiempo?


Al instante la respuesta llegó a sus oídos. Aunque todavía levemente, el murmullo había vuelto.

Sólo era un eco de lo que había sido.


Ender

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Nueva canción

Así de fácil.



Ender

Preocupado

Hoy me asusté de mi mismo.

Y la ansiedad y la intranquilidad siguen ahí, esperando el momento de volver a saludar con la mano.

Sólo espero que mañana no se asuste mi sombra de mi yo de mañana...



Ender

domingo, 6 de septiembre de 2009

3 días

buscando, paseando, pensando, cantando, susurrando, temiendo, sufriendo, negando, ¿afirmando?, huyendo, queriendo, queriendo, queriendo...


... y todo esto sin querer.


Ender

sábado, 5 de septiembre de 2009

Momentos II: Cantando a oscuras

Vas en el coche escuchando la radio.
Llega un túnel y pierdes la señal.
Sigues tarareando.
Cuando vuelve la claridad, la canción va justo por donde vas cantando.

Ender

jueves, 3 de septiembre de 2009

Las horas en los parques

...pasaban rápido.


Ender

Momentos

Este vídeo me ha hecho tilín.

Nueva sección a la vista: cada vez que experimente uno de esos momentos tan vulgares y normales pero que muestran lo bonita que puede ser la vida... lo compartiré con vosotros.





La lista empieza... ya

- Cuando mi perra ladea la cabeza un poco, como intentando comprender lo que la digo.
A veces parece que lo hace y todo.


Ender

lunes, 3 de agosto de 2009

No recuerdo autor



Entró y se inclinó hasta besarla
porque de ella recibía la fuerza.

(La mujer lo miraba sin respuesta.)

Había un espejo humedecido
que imitaba la vida vagamente.
Se apretó la corbata,
el corazón,
sorbió un café desvanecido y turbio,
explicó sus proyectos para hoy,
sus sueños para ayer y sus deseos
para nunca jamás.

(Ella lo contemplaba silenciosa.)

Habló de nuevo. Recordó la lucha
de tantos días y el amor
pasado. La vida es algo inesperado,
dijo. (Más frágiles que nunca las palabras.)
Al fin calló con el silencio de ella,
se acercó hasta sus labios
y lloró simplemente sobre aquellos
labios ya para siempre sin respuesta.

José Ángel Valente
"El Adiós"

Ender

jueves, 30 de julio de 2009

Se va cerrando

Siempre digo que se cuentan con los dedos de una mano, aunque en realidad siempre ha sobrado alguno.

Ahora se cierra más, y este era el más importante, el dedo gordo.

Poco a poco así nos quedaremos, mi puño y yo. Ya no habrá dedos que se agarraren a todo lo que vean, cosiguiendo frenarnos a mi mano y a mí.

Mi puño y yo. Muy bien acompañados.


Ender

sábado, 25 de julio de 2009

Gran modo...

... de terminar un día de mierda.

Gracias.

(Con más mierda)


Ender

Perdón si no hay más entradas. No tengo apenas conexión por encontrarme en tierras vascas, aunque la verdad es que tampoco nada me lleva a escribir ya.
Buen verano para todos.

sábado, 4 de julio de 2009

Hasta con los ojos cerrados



Cuando entro a la habitación lo primero que vio fue una cama con un par de muñecos. Trató de fijar su atención en ellos tratando de recordar en qué antigua serie de televisión salían, pero en seguida la habitación quedó sumida en un sinfín de colores y luces que le cegaron, obligándole a cubrirse los ojos e incluso otras partes de su cuerpo. Tal era la intensidad, que el miedo no se quedaba atrás y también le sumergía en un estado de nerviosismo y exaltación.


Nada se movía. Escuchó una voz. Ender giró la cabeza hacia donde provenía aquél maravilloso sonido, y en ese instantes la luz que antes le cegaba por momentos le hacía sentir como si algo le estallase por dentro. Era horroroso, pero increbile.


Cayó al suelo y durante unos minutos lo único que podía hacer era escuchar aquella voz. Pero poco a poco, únicamente concentrado en tratar de descifrar lo que las palabras trataban de decirle, el dolor remitio levemente hasta unos límites sostenibles. Se levantó a duras penas, agarrándose a un mueble. Al mirar a la luz, al color, a las palabras... ya no sentía nada que no pudiese soportar. O eso creía.


Cuando ya nada le hacía acurrucarse en el suelo tratando de refugiarse, pudo distinguir más de la habitación. Todavía no se atrevía a mirar al origen de todo, pero sí todo lo que lo rodeaba. Parecía un dormitorio más, con varias cosas que en otras circunstancias lo mismo hubiesen llamado su atención pero que como cada vez estaba más cerca (como las palabras le decían que hiciese) salieron de su mente tan rápido que para él todas las paredes estaban desnudas y blancas.


Ender chocó con algo. Miró a sus pies y sus talones estaban pegados a las patas de una silla. Tragó saliba y se giró, sin levantar la vista de sus pies desnudos. La luz salía de aquella silla, estaba seguro, pero ahora podía soportarla. El corazón le latía tan fuerte que temía ahogar las palabras que no habían dejado de sonar desde que entró a la sala.


Reuniendo fuerzas fue subiendo lentamente. Una mesa apareció, y apoyado en él había un precioso y maravilloso espejo. Nada comparado con lo que reflejaba. No existían palabras para expresar lo que sus sentidos estaban captando. Sintio miedo de pronto, y sus rodillas alcanzaron el suelo. ¿Le haría daño? Pero no podía dejar de mirar, ni de escuchar sus palabras. Y sin moverse de allí, sin cambiar de posición ni un músculo de su cuerpo, obedeció cada uno de los deseos que las palabras llevaban a sus oídos. Luego no supo cómo, pero sabe que lo hizo, porque las palabras no dejaban de pedir y pedir. Y aunque hace unos instantes temió por que su corazón luchara con el sonido de aquellas palabras... se dio cuenta de que el espejo y lo que reflejaba eran inmunes a ese "tum tum" tán acelerado.


Pasó el tiempo, él lo notaba, pero dentro de aquella habitación nada cambiaba. La magia seguía girando y haciendo de la suyas. Ender empezó a desear tener parte de esa magia e ideo fantásticos planes para tratar de poder llevarse un poquito en un frasquito. Tanto lo deseaba que no vio que jamás lo conseguiría. Jamás. Hasta que un día, tan abrumado de belleza estaba que tuvo que cerrar los ojos durante unos segundos. Y todo cambió.


La veía. La quería. Jamás lo conseguiría.


Sus dedos dejaron caer el invisible frasquito. Tras días con las rodillas pegadas a las patas de las sillas se sintió muy cansado. Y dolido. Se levantó y sin abrir los ojos salió de la habitación. Alejándose de la luz. Alejándose del espejo. Alejándose de las palabras, dándose cuenta ahora de que por más que escuchó jamás llegaron a sus oídos las que de verdad quería escuchar.


- Vamos, Ender- se dijo.


Ender


Posted by Picasa

miércoles, 1 de julio de 2009

18 segundos

Atención, porque lo que traigo ahora no tiene palabras para describirlo.
Puede que esté influenciado muy mucho por mi estado actual... pero creo que si yo tuviera que hacer un corto... sería exactamente igual a este.
No voy a decir nada del final, sólo una cosa: ya era hora.

El mensaje es claro: varía o siempre acabarás haciendo lo mismo, viviendo lo mismo.
Creo que yo hoy he variado un poco. ¿Salió mal? Puede ser. Pero al menos no me quedé con los brazos cruzados.

Espero que os guste. Yo desde que lo descubrí hace unos 3 días lo he visto ya como 20 veces. Ahora me toca la 21.






Ender

La canción más fea del mundo


Las manos le temblaban. Intentaba concentrarse en su tarea, pero el saberse tan cerca de su gente y caminar en la dirección opuesta le supuso un difícil reto. Los dedos no respondían todo lo bien que deberían, pero no por ello el resto de músculos dejaron de esforzarse para escribir lo que tenía que escribir. Una profunda respiración le permitió darse cuenta del frío que reinaba en la zona en la que se había escondido.

¿Escondido?

Él mismo se sorprendía de lo que descubría mientras se iba calmando, mientras las extremidades superiores volvían a maximizar sus movimientos en la a priori fácil empresa de expresar el torbellino de sentimientos que recorrían sus pensamientos. La cristalera deja pasar la luz justa para poder ver la irregularidad de su letra. Detestaba ver que algo que tenía asimilado desde su infancia podía ser deteriorado por personas a las que consideraba algo más que personas. Mucho más a las que no considera, claro. No le gustaba sentir que no era dueño de todas sus funciones. Borró una y otra vez varias palabras buscando la que mejor describiese el verdadero ánimo que albergaba sin desearlo. Tenía la esperanza de poder remitirlo sin modificar sus pensamientos racionales que tan bien le guiaron durante las últimas semanas.

¿Poco efectivo?

Puede pensarse que sí, que solamente por haber estado parado a pocos pasos de lo que llevaba reprimiendo todo este tiempo le hace más débil y menos dueño de sus actos. Menos racional. Pero no le importa cómo puede verse desde fuera. Él considera que ha sido la prueba de fuego, no haber avanzado hacia allí le recordará que una vez pudo ser fuerte, pudo frenar la tentación y poder seguir así lo que de verdad quería.

Y si una vez pudo, ¿por qué no otra?

Pero sabe que aunque ha ganado esta batalla la guerra sigue abierta, sin terminar de finalizar. Aún falta para poder declarar a un bando campeón definitivo de esta larga lucha, pero ahora no se imagina ninguna bandera blanca izada en el medio del campo. O al menos no por él.
Sus manos vuelven a pertenecerle. Los dedos fallan, pero del modo habitual por lo que no hay nada de lo que preocuparse. Se restrega los ojos apoyando los codos en las rodillas. La cristalera sigue dejando entrar la misma claridad, pero ahora ve coches amarillos y sonríe. Y un autobús, amarillo también. Se siente solo, se siente bien. Está ahora junto a las personas con las que de verdad se siente cómodo y a gusto. A su izquierda una anciana cansada de luchar ojea una revista municipal. A su derecha un joven con los oídos retumbando con guitarras y chillonas voces juega con una consola portátil.

¿Se puede querer algo más? 
Con mucho menos otros son felices, o al menos no tan infelices.

Funciona por fin y suena la canción. ¡Por fin! Ahora sí que se puede pedir poco más. Escucha buscando más coches amarillos. Y autobuses. Pero se para al minuto y cuatro segundos y para él también y se da cuenta que en todo ese tiempo no ha pasado ninguna sombra amarilla.
Ese minuto y cuatro segundos le supo a poco, trata de buscar la razón por la que sin funcionar… funcionó permitiéndole un momento de distracción la canción más fea del mundo. Acepta no encontrar la causa, será que a veces no se puede tener todo.

No digamos ya sombras amarillas.




Ender

Al contrario que en la otra entrada que acabo de actualizar (De pobre nada) en esta sí sé la razón por la que empecé a escribir. Lo que desconozco, aunque sé a la perfección, es por qué terminé así.
Pero cuando las cosas pasan de este modo, cuando un pensamiento acaba en otro totalmente distinto... Ni podemos correr a enterrar nuestras caras en su ropa ni podemos abrazar tan fuerte al otro como para convencerle de que no se vaya nunca jamás.
Y menos cuando ya se sabe que será que en esta vida no podemos tener todo.
Aunque únicamente queramos un trozito.

martes, 30 de junio de 2009

Por radio veo paisajes más lindos...

Sé que prometí que actualizaría la entrada de la sugerente foto del espacio estrellado esta noche... pero crearé un poco de expectación. Bueno, la poca que puedo crear viendo los seguidores de mi blog, claro... Pero así de paso echo una mano a un buen amigo mío y su programa de radio, que ya mencionado en anteriores entradas, que con la llega del verano se despiden para volver con más fuerzas y nuevas propuestas al finalizar estos calurosos meses.

Nos han pedido ayuda para que mandemos algo de material, ya sean canciones, extractos de libros... o textos propios. Me he atrevido a mandarle dos de los que no tengo publicados. Uno escrito esta tarde y el otro... el del espacio estrellado. No sé si me aceptarán alguno, quizá sean un pelín largos... pero como me den opción se leerán en directo.

Si alguien es capaz de poner aquí algún trocito de lo que yo o uno de los que dirigen el programa lean de mis textos... tendrá la ¿suerte? de decidir sobre mi nueva historia. Podrá proponerme un tema, mandarme una foto/canción y dejar que libremente exprese lo que me salga, empezar/terminar el texto y yo completar lo que falte...
Sé que no es un premio muy grande, pero es lo que puedo ofrecer por ahora.

Lo más seguro es que de escoger alguno, sea el del cielo lleno de estrellas. Ya veréis por qué! ;)

Podréis seguir el programa a las 22.30 de mañana martes en la 102.4 o desde la web de la radio: www.radioutopia.es
Y si queréis entrar en directo y compartir con todos nosotros cualquier cosa... 91-654-75-75. Ángel os recibirá al teléfono y os dirá cuando entraréis. ¡Más tarde subirán el programa a su web y podréis escucharos!

Lo dicho: 2 textos, alguno puede que sea leído en directo.
Y si a alguien no le motiva el "premio" siempre puede proponer otra cosa que prefiera y yo haré lo que esté en mi mano.

¡¡Os espero mañana en la 102.4!!


Ender



Al día siguiente publicaré los dos textos

lunes, 29 de junio de 2009

Put me on the train, put me by the window


Put me on the train, send me back to my home
Couldn’t live without you when I tried to roam
Put me by the window, let me see outside
Looking at the places where all my family died





Y es que por más trato de dibujar, la lluvia siempre vuelve.
Y no sé si verla como algo bueno, o mejor preferir una sequía que dure días.
Y es que joder, me conformo con días. No pido más.


Ender

Pequeños gestos

Y el pájaro de la foto me hizo pensar que la pantalla tenía un defecto






Ender


Esta noche actualizo la entrada anterior

sábado, 27 de junio de 2009

De pobre nada



Una noche, Luna llegó tarde a su cita habitual. Nadie supo nunca por qué llegó tarde, pero sí se acuerdan que aquella noche fue la más oscura jamás recordada durante unos breves minutos. Cometa no sólo sabe únicamente eso, sino también la razón por la que Luna pudo llegar y no quedarse así en medio del camino. Y el camino no era nada cómodo, os lo puedo asegurar.


Las hermanas Estrellas no se cansan de repetirlo, así como la historia al completo. La aventura comienza el día que Luna se da cuenta que necesita de alguien para poder brillar. Prácticamente todos los que la rodean destacaban por algo: eran más grandes, tenían a otros girando a su alrededor, o simplemente brillaban... Y ella era pequeña. Pequeña y apagada. Sentía que no podía competir contra nadie y mucho menos con la magia que irradiaban los que tenían luz propia. Necesitaba a otro de los grandes y brillantes para no pasar desapercibida. Pese a ello durante varios ciclos, Luna que estaba muy acomplejada, seguía saliendo a su sitio de siempre a la hora de siempre. Al principio trataba de aparentar comodidad y seguridad en sí misma, pero al rato quedaba claro que era simplemente eso, apariencias.


Se sentía vigilada. Por su mente pasaban miles de cosas que podrían estar observando todos, pero como nadie se atrevía a mirarla descaradamente tenían el rabillo del ojo desgastado y claro, no podía así distinguir bien a qué parte de ella iban dirigidas las miradas concretamente. Aguantó y aguantó, hasta que una tarde mientras buscaba el reloj y ultimaba los últimos detalles para salir, miró hacia su sitio y Estrellas comenzaban a llegar, muy perezosas todas ellas. Había dos a las que odiaba especialmente. No eran de las que se giraban cuando veían que Luna miraba hacia ellas cansada de tanta atención no deseada. Ellas aguantaban la vista, hasta que Luna temerosa se giraba aparentando indiferencia.


Esos momentos la iban desgastando muchísimo, pero es que aquella tarde no pudo más. A medio camino se quedó paralizada del miedo. Sentía que si volvía allí y se enfrentaba a todas esas miradas, a todo ese silencio mientras nadie paraba de hablar, toda aquella soledad rodeada de miles de puntos a su alrededor… Si tenía que volver a enfrentarse a todo eso… explotaría.


Fue oscureciendo cada vez más, pero petrificada como estaba no le vio llegar. Había escuchado de él en una de esas conversaciones susurradas que emitían Estrellas más cercanas a ella, las que consideraba sus amigas ya que eran las que menos la miraban. Por ellas supo que su nombre era Cometa. No sabían muy bien de dónde procedía, sólo que viajaba sin parar y que no dejaba de consumirse.


- No suena muy bien eso de consumirse, ¿verdad?- preguntó Luna

- ¡Pues claro que no, boba! Significa que va quemándose, dejando una estela que más tarde será imposible de seguir.



Cuando apareció en su campo visual se asustó. No quería que alguien tan desgraciado la viese a ella tan desvalida y asustada en medio del camino, de su camino. Pero cuando lo tuvo un poco más cerca escuchó su voz.


- Luna, ¿por qué lloras?

- Eh esto… Hola Cometa, es porque el resto no me…

- Luna, sin ti la luz de Sol y Estrellas no sería suficiente para iluminar muchas noches, sin ti el mar y los océanos serían mansos charcos sólo un poco más profundos de lo normal, sin ti los lobos no tendrían a quien aullar, muchas canciones jamás habrían sido escritas, ni muchos enamorados habrían compartido momentos mágicos observándote en silencio… Sol, Planetas, Estrellas… todos deberían tenerte envidia por ser la causa de tantas cosas buenas.



Luna no supo que decir. Demasiada información en tan poco tiempo nubló sus sentidos y evitó que saliese palabra alguna de sus labios. Cometa cada vez estaba más cerca, alargó su mano y ella no dudó ni un momento. Se aferró a él y se dejó llevar.


- ¿Sabes, Luna? Deberían de estar ellos agradecidos por poder formar parte de todas esas cosas, porque les dejes reflejar su luz en ti y así por fin… sentirse útiles.



Una gran sonrisa apareció en su semblante. Cometa tenía razón, tenía que ir a su sitio inmediatamente para desempeñar su papel, muchos la necesitaban. Y lo haría con la cabeza bien alta. Se soltó de él y sin mirar atrás avanzó lo más rápido que pudo hasta ocupar su lugar en el cielo.


Ese día será recordado siempre como los minutos más oscuros de la historia. Pero también por el raro desvío en la ruta del solitario Cometa que llegó incluso a pararse momentáneamente, para más adelante seguir cayendo en picado… sin dejar de consumirse. Eso sí, Luna volvió, y con ella la normalidad.


Cometa de pronto encontró otra razón más. Trató de girarse para verla una última vez, para hablarla una última vez. Pero sus palabras aunque parecía que podrían llegar rebotaban con la estela que él mismo iba dejando. Se miró la mano y recordó sus dedos aferrándole con tanta fuerza que aún parecía estar junto a él. Ella no le escucharía ya, pero aún así susurró las palabras. Para él.



- ¿Sabes pequeña? Yo viajaba sin rumbo fijo. Avanzaba sin mirar, sin apreciar lo que me rodeaba. Nadie aportaba nada diferente, nadie quería cambiar ni destacar frente a los demás. Se conformaban con lo que tenían y eran felices con poco – sin parar de avanzar dejó de mirarse la mano, había desaparecido.- Ojalá no hubiese dicho las palabras correctas. Así aún seguirías aferrada a mí… y podría…




- ¿Qué pasa con Luna?

- Ya sabes que no me gusta que me interrumpan cuando estoy contando una historia, Unai. A ver, ¿qué ocurre con ella?

- ¿Sabe exactamente Luna lo que ocurrió? ¿Y lo que está ocurriendo?

- Ciertamente, debe saberlo.

- ¿Y sabe Cometa que Luna está al tanto todo?

- Lo acaba de descubrir, por eso se repite que no debe girarse de nuevo, ni hablarle inútilmente a su estela.

- Jo… pobre Cometa…

- No, de pobre nada.



Ender


No sé explicar muy bien como empecé esta historia. Bueno, eso sí, pero no porqué Estrellas, Luna y Cometa.

Cómo aún sigo un poco en shock pese a que lo escribí hace un par de días, mostradme los fallos y posibles mejoras.


Y si alguien ve finales alternativos... o continuaciones... me gustaría escucharlas.

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martes, 23 de junio de 2009

Problemas, al parecer

He tenido que cambiar la url de mi blog. Espero no causar muchas molestias a los pocos seguidores de mi página.

Un abrazo

NOSE NOSE NOSE


Le vio sentado en la arena, no pensaba que se hubiese ido tan lejos, la verdad. Dudó entre acercarse o alejarse, dándole un poco más de intimidad. Normalmente era un chico solitario, seguro que estaría bien.

Pero avanzó hacia él y sin decirle nada se quedó observando, a un lado, sin molestar. Esperando a no tener que dar el primer paso, permitiéndole los segundos de silencio que la arena le quisiese dar.

Aún con la rama en su mano izquierda, levantó la vista hacia la persona que acababa de llegar.



- Buenas, te escuché llegar pero...
- Ya, tranquilo, estabas terminando de pensar- aprovechó para sentarse a su lado.
- En realidad no hay mucho que pensar, más bien hay mucho que no pensar. Pero ya sabes lo mucho que me gusta darle la vuelta a las cosas una y otra vez- su sonrisa fue triste.
- ¿Cómo pretendes no pensar en algo que no sabes? ¿O es la respuesta a algo lo que aún no tienes, y por eso quieres olvidar?
- ¿Cómo? -la sonrisa pasó a sorpresa. Y la sorpresa de nuevo a sonrisa, pero esta vez más melancólica que triste- ¿lo dices por lo que he escrito?

Miraron a la arena:




- Sí, ¿por qué lo repites tantas veces?
- ¿Tantas? Sólo son 3 veces, y lo cierto es que no ha sido premeditado, al igual que el orden.

Miraron de nuevo a la arena. Luego le miró a él, con la mirada perdida entre las olas.

- Yo no veo ningún orden. Es la misma palabra repetida varias veces. Podrían ser 3, 6 o 9 repeticiones, pero la palabra sigue siendo la misma.

Con la rama, todavía en su mano izquierda, escribió con trazo irregular:










- Am. Entonces... entonces ahora sí que no entiendo nada.
- Bueno, hoy me desperté un poco veleta, supongo.

La melancolía se convirtió en amargura. Y cuando miró al mar, siguió siendo amargura. O eso parecía decir su sonrisa.

- ¿No sabes a dónde vas, por eso lo de norte, oeste, sur y este? ¿Quieres decir eso con "me desperté un poco veleta"?

Cada mano cogió un extremo de la rama y sonrió, sin dejar de perderse entre las olas.
Sí, vio que era tristeza de nuevo.

- ¿La verdad? ...No sé.


Ender

PD. Perdon por las dos imágenes, pero tuve que editar la entrada con ellas ya que la web no me dejaba mostraros de que modo había escrito el joven en la arena.
La arena de la playa es morada, sí, pero en vuestra cabeza que sea del color que queráis.
Pero que sea arena...
...y que sean esas letras.

Con ese no-orden.

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lunes, 22 de junio de 2009

Abradacabra!

Así me han abierto hoy a las 18.58 una conversación en un conocido programa de windows.

"jajaja, dime I."

"muy mal, así no se hace. Debes cerrar los ojos, pedir un deseo, y luego decir las palabras mágicas"

El caso es que lo he hecho, pero supongo que no hay que tener fé en que se cumpla. Los sueños sueños son, y dejan de serlo cuando se hace algo por alcanzarlos.

Aprovechad y seguir el ritual: cerrad los ojos, pedid un deseo y decid las palabras mágicas. Yo me encargaré de animaros un poco, al igual que I. sin quererlo, ha hecho conmigo. Por cierto, me dice que mejor específico que genérico, aunque no mucho claro... ¡Y que no sea en voz alta!

Y si me dáis pistas por aquí de lo que queréis, hasta os intentaré echar un cable ^^


Ender

Mejor esto que tener el blog abandonado. Con suerte, el jueves terminaré el cuento de la escalera. El otro... en otro momento, que se me acumulan.

un beso I. Ya sabes que si se cumple una cena tienes ;)

jueves, 18 de junio de 2009

Fabulosa Chica fabulosa


¡Por fin lo conseguí!
Desde que descubrí a esta cantautora mediante un comentario en el tuenti de una amiga llevaba mucho tiempo buscando el modo de ir a verla en sus escapadas a mi ciudad.
La primera canción que escuché de ella... "Con las ganas" Y justamente así me dejó, con más y más ganas de escuchar cosas suyas y saber de ella.
¿Qué cómo se ha hecho conocida?
Pues como muchos de los grupos que están apareciendo ahora: internet.
Se crean perfiles en myspace, cuelgan sus composiciones... y poco a poco les va llegando el éxito.
El concierto de ayer no era uno más. Era el concierto de presentación de su, ¡por fin!, CD. Con una ayudita bastante grande del que aparece junto a ella en canción, el genial Carlos Jean, Zahara ha conseguido sacar a la luz la compilación de sus canciones más queridas.

Me quedo con varias cosas de ayer:
- Su increíble directo. ¡¡Buenísimo!! ¡Qué voz tiene!
- Lo muchísimo que disfrutaba ella con cada segundo de concierto. Hizo muchos comentarios de su banda, de canciones, de momentos vividos, se emocionó al ver a gente conocida entre el público...
- La compañía (siempre que escuche a Zahara me acordaré de ti ^^ )

Sin duda la auguro un buen futuro. Tiene estilo propio, ganas y muchísima ilusión. Y así es como se consiguen las cosas (por ahora, una de sus canciones será la sintonía de la Vuelta Ciclista España, OJO!)

Os dejo un vídeo suyo y el link a más, ok? Sí, de las canciones que más más más más me gustan, que para eso el blog es mío :P










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Caramelos, frío y pelos de punta



Ender es el chico nuevo, alguien que entró aquí con ese maravilloso nombre no se me escapaba así como así. Tiene una propuesta muy interesante en su blog, espero poder conocerlo un poco mejor, así que me aprovecho de la invitación de [M] para sonsacarle cosillas.


Eso dicen por ahí ... O al menos lo dice Nausicaa en su blog y de paso me invita a que cuente alguna cosilla más de mí.

Pues ahí voy

1. Trabajo más atípico de mi vida

Bueno, alguno raro he tenido. Pero me quedo con uno con el que cumplí uno de mis sueños: tirar caramelos en una cabalgata de reyes.
Durante el curso de clown, llamaron desde un pueblo para ver si podía contratar a sus estudiantes. Vamos, a nosotros. Teníamos que animar a todo el pueblo en la plaza del ayuntamiento hasta que llegasen todas las carrozas, y luego ir al frente de toda la fiesta tirando los caramelos.
Estábamos llenísimos de ganas. Unos simple estudiantes, íbamos a poder estar en contacto directo con niños llenos de ilusiones y en un momento tan mágico como la noche en la que llegarían los reyes magos.
En la foto nos veis en la previa, justo cuando nos estábamos preparando para salir. Hay que tener en cuenta que estábamos bastante abrigados... era 5 de enero y en un pueblo en la sierra de Madrid, por lo que no pudimos hacer todo lo que nos hubiese gustado.
En cuanto llegamos a la plaza, nos fuimos haciendo hueco entre toda la gente empujando nuestro carrito de la compra (que luego devolvimos... :P ) lleno hasta los topes de bolas, globos, mazas, cariocas, darbukas, cintas y muchas más cosas. Los más cortados, comenzaron a atender las peticiones de globoflexia de los niños más atrevidos. El resto, yo entre ellos, empezamos a mezclarnos entre la gente haciendo un par de trastadas. Recuerdo con agrado la vez que le robé a una mujer el carrito con su nieto dentro y salí corriendo un par de metros arrancando la risa de otras tantas mujeres, cuando invitaba a los niños a que me apretaran mi nariz (me compré una especial con sonido ^^), cuando les daba una bola a los peques para que me la lanzaran y comenzar así a hacer malabares...

Llegaron las carrozas y comenzó la cabalgata. Los payasos abríamos la expedición lanzando los caramelos y dándoselos en la mano a los más peques entre los peques.

De ese día me llevo las caras de los niños. Y la de mis compañeros, que parecíamos más niños que ellos.

2. Cuatro cosas que me llevaría a una isla desierta

Odio este tipo de preguntas... Yo es que soy muy práctico, y me llevaría un kit de supervivencia y poco más.
Si me pongo a rebuscar... lo mismo me llevaría un cuaderno y un boli, para tener algún modo de expresarme.
También entraría en mi maleta un libro... pero tener que decidir qué libro entre todos los que me gustan... ¡me volvería loco! Bueno, lo más seguro es que fuese "El juego de Ender", cómo no... jeje
Me quedan 2 cosas... Me llevaría a mi perra Lúa. La echaría de menos, y seguro que sería un gran pilar en el que me sustentaría.
Y por último, sin lugar a dudas... MI EPI RISITAS. Sí, sí, es el único capaz de sacarme una sonrisa SIEMPRE. Si no lo tenéis buscadlo por internet, porque es bestial.

Ale: cuaderno y boli, El juego de Ender, Lúa, Epi Risitas.

3º Sobre quién te nominó

Esto ya es más complicado. Como bien dice ella... soy el nuevo. Su blog fue uno de los primeros a los que llegué en cuanto me metí en este mundillo. Recuerdo que me impactaron varias imágenes y los textos que ponía acerca de ellas. También, me enamoró la foto de los niños de "Slumdog millionaire". Esa película es... ¡ufff!
Estoy muy agradecido, es de las que más se pasan por mi blog, dejándome algún comentario de paso. Así que yo más encantado aún me paso por el suyo y siempre que creo que pueda aportar algo... lo hago. Pero no aportar por aportar, claro.
Y por último, agradecerla muy mucho el haberme nominado para esto. Me has hecho recordar un lindísimo momento de mi vida. Pese a los treinta y muchos grados que hay por aquí se me han puesto los pelos de punta.

Un besete bien gordo

Y ahora me toca nominar a mí..., no? Esto lo llevo peor... a ver.
Voy a ser débil y cómodo, lo siento! Todo el que lea esto está invitado y nominado a hacerlo en su blog. Yo me comprometo, si me avisa por aquí, a pasarme y comentarle sí o sí su entrada.

Un abrazo para todos.

Ender

Aprovecho para comentar que la entrada de la receta está terminada ya ;)
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sábado, 13 de junio de 2009

Receta perfecta


- Aleeee, ya estoy en casaaaa

- Venga, veamos si tenemos todos los ingredientes. Espero que siguieses al pie de la letra la lista que te pasé...

- ¡Pues claro que sí! La última vez fue un fallo sin querer. ¿Nunca lo dejarás pasar, eh?







  • 400 gramos de pensamientos en mi tinta
  • 1/2 kilo de olvido añejo
  • 1 hueso de oreja torcida de tanto escuchar
  • 1 hueso de ojo de tanto llorar
  • 1 cucharada de ¿Por qués? (2/3 sin respuesta)
  • 2 kilos de y sis con más y que sis
  • 200 gramos de pues anda qués maduros
  • 200 gramos de suspiros sonoros
  • 100 gramos de suspiros mucho más sonoros
  • 20 gramos cortados en tiras de mira que te gusta complicarte la vida
  • 1 tacita de te lo dije en rama
  • 1 racimo de joes
  • 1/2 ja!
  • 1 cabeza de miras (pero que no te den telescópicas, que de lejos ya se veía, que te den de cerca para así prevenir sin problemas en futuras ocasiones)
  • 100 jarras de cerveza con amigos
  • 100 helados de esos tan ricos
  • 2 o 3 bolsas de galletas de dinosaurios aplastadas
  • 1 poco de relleno (para los desinflamientos)
  • agua (para hidratarse)
  • 150 gramos de pan de dos días
  • Un poco de sal (que estás muy desaborío, ains...)


- ¿Eso era todo, no? Lo he leído tal y como lo has puesto...
- Mmm... ¿y el ratón?
- ¿¿Ratón?? ¿Para qué necesitamos un ratón?
- No es tanto el ratón, sino un recambio para el botón izquierdo. Tanto dar a actualizar... acabaste por descuajeringarlo... ¡ay, qué desastre!



Ender



Me han elegido para una cosita en cadena... La siguiente entrada se centrará en eso ;)
Mientras a ver qué os sugiere esto...

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viernes, 12 de junio de 2009

EN CONSTRUCCIÓN


- ¿Sabes? Echo de menos un tercer brazo.


Tardó un poco en darse cuenta de la tontería que acaba de decirle. Evitó a tiempo manchar más mi hombro restregándose la mano por la nariz.


- ¿Un tercer brazo?


- Sí, para abrazarte más fuerte.













(La tengo en la punta de la lengua... hasta que llegue pongo esto, que no es poco. Pero vamos, de aquí saco una historia como que me llamo... Ender)



¡Te quiero, man!


Ender



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