Antes las paredes temían tener carteles pegados, a nadie le gusta la publicidad.
Las nubes, observadoras, lloran limpiando los callejones llenos de sombras ocultando posibles rutas de escape.
Ahora, las paredes necesitan carteles y alguien que se los pegue. Necesitan dejar de ser simples muros, quieren ser murales. Impera en ellos el comunicarse o si no se derrumbarán sin dejar siquiera la estructura que los sustentaba.
Porque aunque que se conforman, son incomformistas.
Ender
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