miércoles, 30 de noviembre de 2011

No es el momento (I)

Esta es la historia real de dos personas reales inventadas.

Ella estaba enamorada, no de él, tras muchos altibajos con una persona que no se merecía ni que la mirasen. Pero así es el amor.

Él, estaba pendiente de vivir la vida y estaba esmerándose mucho por sacar buena nota. Alguna que otra, no ella todavía, apareció para subirse con él en ese camino. Al poco acababan todas bajándose, o siendo empujadas (o lanzadas por la ventanilla). Recordemos: quería matricula de honor, no le vale un suficiente.

Ella... es ella. Si ve una roca en el camino corre a pasar por encima para tropezarse. ¿Se levanta? Claro, para buscar otra piedra aún más grande, pero similar a la anterior.

Él... se engaña y comienza buscar algo que prometió no buscar. Eso sí, siempre ocultándoselo. Así mismo, digo. No paraba de dar pasos hacia delante... pero ya no eran tan directos. Ahora los iba dando con pequeños ángulos, como para querer avanzar menos.

Ella seguía levantándose, y tirándose poco después. Pero un día alguien contacta con ella. Y sí, ahora por fin ya es él.

- Hola M. No sé si ha sido tu foto... o lo que dices de ti misma, el caso es que me encantas y quiero saber más de ti.

Él lo decía de verdad. Esta vez. Otras era una pequeña estratagema para captar la atención de peldaños de serotonina.

Ella tardó en contestar, unos días.

- ¡¡Hola A.!! También yo quiero conocerte, contacta conmigo por aquí :)

A. dudó. ¿Demasiado fácil, no? Bueno, veamos qué nos depara todo esto.


Ender


Parte I, mínimo otras dos más. Pero ojo, la historia ya ha llegado a ese punto no es que esté abierta aún.


jueves, 3 de noviembre de 2011

Dime, ¿qué prefieres?

Un bosque. Las luces de la ciudad no se ven a lo lejos, más que distinguirse cada bombilla y cada punto de calor lo que aprecian los dos hombres del claro es una neblina lumínica que presagia contaminación. La luna no ayuda a iluminar lo suficiente como para ver las lágrimas de uno de los dos.

- ¿Por qué? - tartamudea.

Un árbol algo separado del resto rompe la simetría de la zona donde los dos seres humanos desentonan con la naturaleza. Hacía años que ninguno de los dos visitaba algo que no fuese una urbe, salvo los pocos días en vacaciones que invertían en volverse locos tratando de ver un país lejano. Durmiendo poco y sin descansar de un lado para otro. Al final, ni disfrutaban ni conocían. Todo debe ir rápido en estos tiempos, todo salvo la decisión que no es tomada por el otro hombre, que también llora.

- Cállate, joder.

El traje le sienta muy bien. Toda una vida llevándolos, comprándoselos en función de la moda impuesta por las revistas y por las recomendaciones de los sastres donde se los hacen a medida, le obliga a no pasar ni un día sin uno puesto. Se sentiría desnudo.

- Miles, de verdad. ¡Lo podemos olvidar! Vamos, recuerda nuestra infancia.

Como siempre que alguien le remitía a aquella época sólo era caz de ver las palizas que recibía en el colegio por parte de Mirston Bradley, las que recibía en casa por parte de su padre, los fracasos en el equipo del instituto en el que nunca fue nada más que el despojo del que se reían por no ser capaz de aportar nada. Nada.

- Gracias, era lo que necesitaba- Inspiró profundamente, cerró los ojos e imaginó la escena que se produciría en aquel claro del bosque en los instantes siguientes.
- ¡Bien! Sabía que podría hacerte entrar en razón, ésto sólo ha sido causa del estrés . El jefe te ha dado mucha caña esta última semana, y lo de tu mujer tamp...
- ¿Cómo?

Julietta. Escuchar su nombre fue el detonante, la luz antes del ruido de la explosión, el escalofrío antes del hielo. Abrió los ojos y miró al traje desaliñado y sucio arrodillado frente a él a unos metros.

- Lo has hecho de nuevo, gracias.

Miles miró al coche y sonrió, nervioso. Se acercó a él.

- Te voy a dar a elegir y todo, Lex. No es que dude, no. Es... bueno, al fin y al cabo como tu dices has sido mi amigo durante todos estos años y es un modo de reconocer... ese esfuerzo. Dime, ¿qué prefieres?

Miles no pudo ver la cara que seguía sus pasos. Con cada palabra suya iba desfigurándose en una mueca de terror y dolor anunciado.

- Miles, por favor... no quiero morir... - Vio lo que sacaba del maletero- ¡Miles, por Dios!
- Venga, no lo hagas más difícil. Los dos sabemos que no puedes correr. Gritar tampoco es una decisión correcta: nadie te escucha aquí, tan lejos de todo, y aún así me obligarías a acabar contigo rápidamente y eso quizá me haga no ser muy efectivo. Vamos, que te dolería. Pero es lo que tiene el no ser un profesional de estas cosas, ¿eh? ¡Aunque qué le voy a decir al gran Lex! Mosquita muerta siempre... hasta que te das la vuelta.
- Miles...
- ¿Eres consciente de que eres el único culpable de lo que va a pasar aquí, verdad? El único culpable de que Linda y tus hijos vayan a tener que darse de hostias con la vida a partir de ahora. Solos.

Lex sollozaba. Miles caminaba. Andando en círculos pensando en los últimos años junto a la persona que estaba a punto de matar. Por más vueltas que le daba siempre llegaba a la misma conclusión.

- Coño Lex, si es que te mereces morir. Estarás de acuerdo conmigo. Eres un grandísimo hijo de puta, con todas las letras. No hay nadie en el trabajo que no haya salido perdiendo contigo, y sufriendo además. Yo aún no sé cómo no he perdido mi puesto de trabajo, aunque no habrá sido porque no lo has intentado. Es más, ¿recuerdas aquella vez en la facultad? Ahí también te hubiese matado. Por suerte para ti, yo aún tenía cosas que perder y pensé que lo que se me pasaba por la cabeza era sólo una locura, fruto de la ansiedad y el miedo. Y del odio, claro.

La pequeña carcajada final aumentó el miedo de Lex. Ahora retrocedía sin dejar de mirar a su anunciado asesino. Se arrastraba, arañándose las manos con las piedras y el resto de desperdicios. Claro que él sólo podía centrar su atención en la boca y mano derecha de Miles. Saltando de una a otra.

- Lex, al menos reconócelo. No te voy a decir que si lo haces no morirás, porque te voy a matar igual. Pero seguramente te sentirás mejor. ¿Quieres dejar de moverte?

Acto seguido disparó a la pierna que aún no sangraba. Primero bramido del arma, Lex rugió milésimas después. No le importó, siguió hablando.

- ¿De verdad no te imaginabas nada de ésto? Supongo que no, nunca has sido demasiado perspicaz. Más bien has sido siempre muy tonto, ¿eh, "Rrrrrlex"? Anda que no se han reído de ti por culpa de esa maldita serie. Bueno, qué coño, yo también. Nunca delante tuya, tenía la decencia de ser un buen amigo, pero me era imposible no descojonarme cuando en mi casa aparecía esa serie haciendo zapping. Nunca la entendí ni le vi le gracia, pero reconocerás que eras clavadito al tipo ese, ¿eh? Tanto físicamente como por lo cortitos que sois ambos.

Miles mira a las estrellas.

- ¿Ves esa de allí? Se llama Mintaka, y la inmediata superior, que brilla más, es Bellatrix. ¿Quieres mirar, cojones? Son mis dos favoritas, de pequeño siempre pedía un deseo mientras las miraba. Alguna vez se me debió de cumplir, porque a día de hoy sigo haciéndolo.

Levantó el arma, apuntó a la estrella y disparó.

- ¿Qué fácil puede llegar a ser, eh? Pensé que me costaría muchísimo el hacerme a ella y mira, un tiro a mis sueños y hace nada te he hecho sangrar de nuevo. Aunque duela no te me marees, ¿eh? No quiero que esto dure más de lo necesario.

Ante el sonido del nuevo disparo, Lex chilló y se llevó las manos a la cabeza. No recibió daño, pero manchó los pantalones del traje que había elegido su mujer por él esa mañana antes de desayunar. Era una tradición que tenían desde hace años, un pequeño ritual para afrontar el día a día. Ninguno de los dos sabían que esa mañana sería la última vez que jugaran juntos.

- Mira lo que has hecho... Quítate la americana y tápate. Nunca, ¿me oyes? Nunca has tenido respeto por nada ni nadie. Siempre sin saber guardar la compostura, actuando como te daba la gana independientemente de donde y con quién te encontraras. Todos los sustos y problemas que hemos tenido por tu culpa, los que te rodeamos, nos han salido muy caros. Pero siempre te dio igual.

Miles deja de hablar y ve como Lex no hace nada, petrificado. Con la mano del arma, le insta a que proceda a taparse y deje fuera de la vista la mancha de su pantalón. Lex reacciona, imposible hacerlo sin gritar de dolor.

- Mejor. Venga, acabemos.

Silencio sumado a ojos horrorizados.

- Coño Lex, ¡que te disculpes por todo joder!
- Nnnnonooo... sé qué decir. Mira, me iré, te lo prometo. No me verás jamás, ¡jamás! Pero déjame viv...
- Igual que siempre. Jamás escuché de tus labios la palabra "perdón". Jamás escuché un "lo siento". Y mira que has tenido oportunidad de decirlo muchas veces...

Levanta el arma.

- ¡¡NOOO!!

Baja el arma.

- Si es que... yo no soy una mala persona. - Lex suspira de alivio- Me voy a disculpar por ti, ¿te parece?

Carraspea y grita:

- ¡¡Mundo, he sido un cabronazo toda mi jodida vida!! Lo siento, Mundo, me despido haciendo por fin una cosa bien: ¡¡dejarte en paz para siempre!!

Levanta el arma. Dispara. Ruido.

Silencio.

Ender


Parte I, quizá haya parte II

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Fundido a vivir

- Al final, uno sólo se arrepiente de las cosas que no ha hecho. O eso dicen.

Se recoge el pelo y le mira.

- Por eso, hoy voy a hacerte el amor.

Fundido a negro, fundido a vivir

Ender 


Impulsos que te impulsan

domingo, 30 de octubre de 2011

Un paso más

Un nuevo mundo va apareciendo bajo el límite entre el cielo y el suelo, allí a lo lejos. Donde lo que uno persigue resbala por un abismo mientras otro corre para tratar de evitarlo. Otro, no el mismo. Porque la decisión de correr sólo aparece tras un cambio de ser, una modificación de nosotros mismos unida a una pelea por nuestros sueños.


Y no hay mayor sueño que querer ser feliz. 


Y no hay un mundo más feliz que el que se haya más cerca a cada paso.


Ender


A cualquier precio

martes, 25 de octubre de 2011

Rememorarte

Mi mente se empeña 


en recordarte y rememorarte


entre sueños...


... que el resto de las veces, mi otro lado sigue 


vetando


tu entrada en mi cabeza.




Ender


Y es que pienso en ti

lunes, 19 de septiembre de 2011

Farolas dormidas de verano (I)

Sonaba de fondo la voz de la cantante acompañada por un piano. Él escribía, sin atender a la letra ni a la voz masculina que ahora dominaba la habitación. Él pensaba, todo estaba cambiando a su alrededor y no sabía si llorar o seguir respirando tan pausadamente sin moverse del sofá como llevaba haciendo toda la tarde. Días antes, mirar por la ventana traía ruidos de voces chillar y reír, aún había luz natural inundando toda la calle y entrando por las ventanas invitando a los inquilinos de los pequeños pisos a seguir disfrutando antes de la llegada de la oscura noche. Ahora las ventanas sólo muestran otra encendida en el edificio de enfrente. Llega ese momento del año en el que las farolas siguen dormidas de verano mientras el otoño llega sin hacer ruido, sin despertarlas.

Las cosas no salen como él quería y su mundo sigue girando demasiado deprisa. Un asiento en la atracción de la vida siempre tuvo su nombre. Pero en uno de esos descansos que hace la maquinaria para engrasar los engranajes y asegurar el mantenimiento de las estructuras de seguridad aprovechó para posar un pie en tierra... y dejarse caer definitivamente. La montaña rusa del día a día volvió a funcionar, vuelve a moverse de nuevo y él está a tres pasos observando su velocidad. Hubo una vez que él mismo fue igual de rápido, imbuido en ese girar y girar, inmerso en un recorrido sin frenos dejándose guiar por los vagones que había escogido años atrás atendiendo a pasiones y sentimientos. Ahora observa a tres pasos. Se sienta, mareado.

Desde fuera lo de dentro es visto con añoranza, un motor cuya gasolina era el propio día a día. Lo que iba pasando era motivo suficiente para continuar avanzando, sorteando baches. A tres pasos de allí un tropiezo es alejarse un paso más de cualquier otro camino similar al dejado atrás.

Las farolas siguen sin alumbrar la calle. Así no hay quien salga, piensa. Tampoco lo hiciste cuando el sol estaba bien alto ahí fuera, se dice.

Tiene miedo de una llamada. Mañana por la mañana cogerá el teléfono y se confirmará que todo ha sido peor de lo ya aceptado, o quizá simplemente parezca que al final pese a todo lo malo pensado horas antes algo por fin salió bien. Seguirá a tres pasos de su mundo, necesita encontrar otro nuevamente.Veinte groszy sobre la mesa reflejan la luz de la bombilla a unos metros iluminando parte de la sala. Fuera todo sigue oscuro.

Coge la moneda y la hace girar. En su movimiento se cae de la mesa y el suelo la frena. Él sonríe. Parece que tú también te bajaste del viaje, murmura. Yo también necesito una mano que me vuelva a girar, se dice.


Ender


Sí, siguen sin encenderse aún (21:43)

lunes, 12 de septiembre de 2011

Cambios

C.W: Cambiar de nombre no cambia la persona que eres.
C.B.:  Es un buen comienzo.


Ender

sábado, 10 de septiembre de 2011

Muescas

Mientras unos ojos confundidos piensan
mi mente lee sus imágenes superpuestas.

Tus ojos, ahora sé, me ciegan;
recuerdos son de la realidad muescas.


Ender

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Agua y arena

Cayó al suelo y la mezcla de agua y arena empapó sus ojos de vergüenza, dolor y rabia. Como auto castigo tomó una bocanada de aire a sabiendas que la mezcla entraría también en su boca. Se arrepintió al instante, pero consiguió lo que quería.

Entre arcadas y toses se levantó. No se adivinaba color en su camiseta, todo a su alrededor era marrón y negro. Una nueva arcada le ayudó a evitar el puñetazo del otro joven que se había levantado a su lado, tan manchado como él aunque con la cara más limpia. Se adivinaba odio en su mirada.

Aire. Aire en sus pulmones. Tenía que aprovechar, abalanzarse contra su agresor ahora que estaba tendido en el suelo. Patada en el costado para dejarle sin respiración y caída en seco con la rodilla en su espalda a la altura de las lumbares. Sabiéndose ganador, al menos durante lo que le atenazara ese dolor agudo a su rival, miró a su alrededor. No había nadie. Lluvia y arena. No entendía nada, en su interior sólo tenía algo claro: hay que acabar con esto. O volverá.

- Te tengo -susurró a su oído.

Levantó la rodilla de su espalda y girándole para que la lluvia resbalara por su ahora manchada cara se colocó a horcajadas sobre él. No notaba resistencia alguna. Descargó sus puños sobre su rostro ahora más visible, sin preocuparse si le estaba mirando o no. El cansancio se apoderó de él, estaba exhausto. Sólo quería huir.

- ¿Me oyes? ¿Por qué? ¿Por qué viniste tras de mí? ¡¡Quería salir de aquí, escapar de ti!!

Por unos instantes la lluvia dejó de escucharse, sólo sus gritos silenciaron el silencio que les rodeaba. Lluvia y arena. Más puñetazos golpearon ahora el pecho del cuerpo inerte bajo él.

- Déjame.. Por favor... -lágrimas, lluvia y arena.

Se incorporó limpiándose la sangre de los nudillos. Permaneció tumbado a su lado tan quieto que sintió pena en su interior, pero no se fiaba. Debía salir corriendo. Cuatro o cinco pasos sin dejar de observarle atento, en el sexto se giró para no volver a mirar atrás nunca más y comenzó a correr. La lluvia se mezcló con sus lágrimas e imposibilitó una marcha más rápida. Los pies se le hundían cada vez más centímetros a medida que se alejaba, y ocurrió. Arena y agua en su cara. Un golpe en las costillas cortó su respiración y le encogió sin permitirle chillar del dolor. Algo duro y pesado le hundió en el barro sin posibilidad de escapar sumido entre dolor y desesperanza por verse de nuevo atrapado, sin poder moverse.

- ¿Y tú? ¿¿EH??

Como si fuese un muñeco de trapo empapado notó bajo su espalda tierra firme y sobre su cara y pecho una tormenta de gotas y golpes.

- ¿Por qué? ¿Por qué escapaste de mí? Nunca más, no te dejaré.

Silencio.

- Nunca más, ¿me oyes?

Había vuelto a perder. Notó menos presión sobre su cuerpo magullado y dolorido. Apenas pudo abrir los ojos lo suficiente para verse reflejado en el rostro del vencedor, el rostro del perdedor. He vuelto a ganar. Ha vuelto a ganar.

Agarrándole de los brazos le arrastró de vuelta a su hogar. No le gustaba aquello, pero era su hogar. Sólo se sentía libre en esos momentos, en los que su vuelta obligada siendo arrastrado significaba volver a tener una excusa más para salir huyendo de sus tierras, su familia, su destino. De sí mismo.


Ender




Cuando dentro de uno hay dos, cuando dentro de uno hay agua y arena.



martes, 6 de septiembre de 2011

Me digo

Los dedos de los pies no saben
donde apoyarse.
Flotan sin rumbo definido,
chocándose
con tu camino.
"Avanzar es ascender más,
subamos juntos",
me digo.


Ender


Una nueva nota que apuntar en mi calendario de la semana.



domingo, 4 de septiembre de 2011

Nuevos Proyectos

Parece que me gusta pensar en las cosas como grandes... pero delimitadas. Comencé con Fronteras del Infinito, blog desde el cuál podéis leer esta entrada, y ahora comienzo con un nuevo proyecto llamado
Finitas Reflexiones.

¿Qué podréis encontrar en él?

Este espacio lo dejaré para mis breves y espaciadas creaciones con un marcado fin literario. Finitas Reflexiones será un blog de opinión donde volcaré lo que me encuentre y viva cada día, dándole un par de vueltas para sacar algo que me ayude, y quizá también a los lectores, a seguir aprendiendo de la vida y verla de otro modo.

Invitados estáis, mi espacio es vuestro espacio.

Ender


Y me gustaría asegurar que seguiré pasándome por aquí... pero ya no tengo la misma inspiración que antes. Pero sí muchas ideas.

domingo, 10 de julio de 2011

Conjunto de antes

El pasado, ¿o es el presente? no se experimenta como tal hasta que no hay otro suceso que nos permita anclar nuestra conciencia.

La tirada anterior de dados, donde sacaste doble uno, no es más que el pasado de la nueva tirada que estás realizando en esos momentos.

La canción que escuchaste hace unos minutos es la antigua melodía que endulzó tus oídos mientras nuevas notas y ritmos inundan la habitación rebotando en sus muebles.

La acera que dejaste atrás al cruzar la calle contiene los portales pares y ante ti aparecen las puertas, buzones y ventanales de los impares.

Pero es la misma partida de dados en la que vas perdiendo y no ves oportunidad de parar y no llegar arruinado, el mismo concierto grabado en CD en aquel auditorio abarratodo de gente sentada con ganas de levantarse y saltar con las letras y sonidos, la misma avenida de tu ciudad que lleva hasta la casa de la amiga que una vez fue algo más que persona pero menos que LA. Es tu presente, no tu ayer. Es tu hoy, no tu nunca jamás.

Vive tu pasado, no es más que tu presente.

Cada uno es el conjunto de los presentes dejados atrás, no muy lejos.



Ender

Oscuro a no ratos

Lunas hay muchas

(muchas)


Noches no tantas como podría parecer,
¿ves las estrellas?

¿Las escuchas?



Ender

sábado, 9 de julio de 2011

Mañana

El calendario fue soltando

h o j a s

mientras la mente volvía a días pasados.

Las historias se escribían solas hace años,

solas,

mañana sólo quedarán los momentos que se van olvidando.


Ender

sábado, 2 de julio de 2011

Y no mirar atrás

Si mañana me voy

no me persigas.

Estaré viendo las nubes pasar, eligiendo la mejor

para montarme, huir

y no mirar atrás.



Ender


Here again

lunes, 11 de abril de 2011

Momentos V

Gritar, saltar y reír con tu equipo bajo la ducha después de proclamarte campeón territorial.
Y las cañas de después, claro.

Ender

viernes, 8 de abril de 2011

Momentos IV

Cuando alguien a quien quieres y en la que has invertido mucho tiempo de tu vida te dice cuánto te aprecia y agradece lo que has hecho por ella.


Ender

viernes, 18 de marzo de 2011

Amarillo Ciego

Aunque sólo es un color, el amarillo puede representarse de múltiples formas en nuestro entorno. Si fuera un pinchazo, sería breve pero profundo. Si fuese un beso éste sería de apenas unos segundos, pero verdaderamente intenso, como una explosión de pasión desconcertante. Una lancha fueraborda, rápida y directa; un guepardo veloz y mortal. Un grito extraño durante una siesta, un joven e inmaduro árbol en un bosque de espesas secuoyas. Un chiste inesperado en una triste tarde, tu postre favorito hecho por tu abuela. Un rayo en una tormenta.

El amarillo nos rodea, cuando falta es cuando su ausencia nos hace ver que una vida de grises y marrones no nos invita a despertarnos al día siguiente. Pero una carcajada amarilla entre esas nubes pardas es la base de un sano pasar a lo largo de los años.

Ender