jueves, 17 de diciembre de 2009

Buscando a Wally

Antes las paredes temían tener carteles pegados, a nadie le gusta la publicidad.
Las nubes, observadoras, lloran limpiando los callejones llenos de sombras ocultando posibles rutas de escape.

Ahora, las paredes necesitan carteles y alguien que se los pegue. Necesitan dejar de ser simples muros, quieren ser murales. Impera en ellos el comunicarse o si no se derrumbarán sin dejar siquiera la estructura que los sustentaba.

Porque aunque que se conforman, son incomformistas.


Ender

martes, 15 de diciembre de 2009

Cuando tu peor enemigo son tus sábanas


La única forma de escapar es cerrando los ojos y dormirse.

Mientras, la batalla siempre parece decantada hacia el bando del General Edredón: por más que das vueltas huyendo de él siempre te persigue, sin darte un milímetro de respiro.

Cuando gana, ganáis los dos. Tanto ir detrás de ti acaba agotándote y por tanto, llegas a una dimensión en la que por mucho que se pegue a ti ya no eres consciente de él.

Cuando pierde, perdéis los dos. Volver a abrir los ojos es ser consciente de la lucha que no habías ganado definitivamente. Ganaste una batalla, no la guerra. Y esta guerra tiene pinta de durar 100 años.

O casi.


Ender

Again

Según Elisabeth Kübler-Ross, cuando alguien muere o sufrimos una pérdida catastófica pasamos por cinco diferentes etapas de duelo. Pasamos por la negación, porque la pérdida es inaceptable. No podemos imaginar que sea cierto. Nos enojamos con todos, con los supervivientes, con nosotros mismos. Y después... Rogamos, suplicamos. Ofrecemos todo lo que tenemos, ofrecemos nuestra alma y la cambiaríamos por un día más. Cuando la negociación ha fallado y la rabia es demasiada para contenerla, caemos en la depresión. Desesperación.
Hasta que finalmente tenemos que aceptar que hicimos lo que pudimos. Dejamos ir...
Lo dejamos ir y pasamos a la aceptación.


Supongo que el lado positivo es que ya he confirmado del todo que es mi medina. Mi remedio.

Después de realizar la última prueba y comprobar que así era, irónicamente pasé a darme cuenta del poco trabajo que le daría a House. Estaba viendo cómo le entregaba un arma a su obligado paciente sólo para así estar también obligado a resolver el caso, cuando pensé en lo increible de la coincidencia y en la incongruencia de lo de siempre.

Pero de nuevo se vuelve a confirmar:

Escuchar a Meredith Grey en la intro de un nuevo capítulo refleja en apenas unos minutos mi cara y lo que subyace detrás de esta como si de un espejo se tratase. Así que por enésima vez recurrí a esa serie para vaciar mi mente de pensamientos recurrentes, y las apenas 10 líneas arriba escritas aparecieron para retarme a un duelo. Con guantazo incluído, a la vieja escuela.

Y lo curioso es que estaba esperando a que saliese la nueva temporada en TV pero no pude resistirme. Justo hoy.

De nuevo.


Ender

PD: Lo siento.

Tengo que hacerme donante de órganos.
Por si me da por ahí alguna vez.


(Ya caerá un nuevo cuento de todo esto, estoy escribiendo. De nuevo.)

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ahora sí

Ahora ya entiendo del todo la canción.

Mal día, bad day.



Hey child, things are looking down.
That’s okay, you don’t need to win anyways.
Don’t be afraid, just eat up all the gray
and it will fade all away.
Don’t let yourself fall down.

Ender

Volví

Volví.

Pasa el tiempo y las esquinas confunden las direcciones que marcan. Al día siguiente los rayos de sol salvaron el dilema con una almohada de menos. Pero la lluvia quiso arrancar risas mojadas sin saber si seguirían retumbando por las paredes de esa habitación sin enchufes. Para enchufarse. O no.

Sólo es fácil saber qué no se quiere.
Pero supongo que a eso no gana nadie.

Llegó tarde, y está perdiendo.


Ender