sábado, 30 de enero de 2010

AK

La habitación sólo está iluminada por una bombilla tirada en el suelo. La lámpara que la sujetaba desapareció tiempo atrás, y las sombras de entonces difieren con las proyectadas ahora en la pared.

¿Y si se apaga al luz? El actual inquilino teme que así sea, teme que un día las sombras desaparezcan y se lleven consigo la partitura de la canción prohibida. Está acurrucado, como petrificado. Por su cabeza únicamente pasan pensamientos recurrentes acerca de libros y sudaderas, de tacones y copas. De médicos con fronteras finitas.

Se levanta y da unos torpes pasos hacia la salida. De camino pisa la bombilla, ¿por que quiere o lo necesita? Ya no se encenderá más. Se gira y tira de recuerdos para saber dónde está cada cosa. Se acerca a la puerta y cierra, por dentro.




Ender

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