sábado, 27 de junio de 2009

De pobre nada



Una noche, Luna llegó tarde a su cita habitual. Nadie supo nunca por qué llegó tarde, pero sí se acuerdan que aquella noche fue la más oscura jamás recordada durante unos breves minutos. Cometa no sólo sabe únicamente eso, sino también la razón por la que Luna pudo llegar y no quedarse así en medio del camino. Y el camino no era nada cómodo, os lo puedo asegurar.


Las hermanas Estrellas no se cansan de repetirlo, así como la historia al completo. La aventura comienza el día que Luna se da cuenta que necesita de alguien para poder brillar. Prácticamente todos los que la rodean destacaban por algo: eran más grandes, tenían a otros girando a su alrededor, o simplemente brillaban... Y ella era pequeña. Pequeña y apagada. Sentía que no podía competir contra nadie y mucho menos con la magia que irradiaban los que tenían luz propia. Necesitaba a otro de los grandes y brillantes para no pasar desapercibida. Pese a ello durante varios ciclos, Luna que estaba muy acomplejada, seguía saliendo a su sitio de siempre a la hora de siempre. Al principio trataba de aparentar comodidad y seguridad en sí misma, pero al rato quedaba claro que era simplemente eso, apariencias.


Se sentía vigilada. Por su mente pasaban miles de cosas que podrían estar observando todos, pero como nadie se atrevía a mirarla descaradamente tenían el rabillo del ojo desgastado y claro, no podía así distinguir bien a qué parte de ella iban dirigidas las miradas concretamente. Aguantó y aguantó, hasta que una tarde mientras buscaba el reloj y ultimaba los últimos detalles para salir, miró hacia su sitio y Estrellas comenzaban a llegar, muy perezosas todas ellas. Había dos a las que odiaba especialmente. No eran de las que se giraban cuando veían que Luna miraba hacia ellas cansada de tanta atención no deseada. Ellas aguantaban la vista, hasta que Luna temerosa se giraba aparentando indiferencia.


Esos momentos la iban desgastando muchísimo, pero es que aquella tarde no pudo más. A medio camino se quedó paralizada del miedo. Sentía que si volvía allí y se enfrentaba a todas esas miradas, a todo ese silencio mientras nadie paraba de hablar, toda aquella soledad rodeada de miles de puntos a su alrededor… Si tenía que volver a enfrentarse a todo eso… explotaría.


Fue oscureciendo cada vez más, pero petrificada como estaba no le vio llegar. Había escuchado de él en una de esas conversaciones susurradas que emitían Estrellas más cercanas a ella, las que consideraba sus amigas ya que eran las que menos la miraban. Por ellas supo que su nombre era Cometa. No sabían muy bien de dónde procedía, sólo que viajaba sin parar y que no dejaba de consumirse.


- No suena muy bien eso de consumirse, ¿verdad?- preguntó Luna

- ¡Pues claro que no, boba! Significa que va quemándose, dejando una estela que más tarde será imposible de seguir.



Cuando apareció en su campo visual se asustó. No quería que alguien tan desgraciado la viese a ella tan desvalida y asustada en medio del camino, de su camino. Pero cuando lo tuvo un poco más cerca escuchó su voz.


- Luna, ¿por qué lloras?

- Eh esto… Hola Cometa, es porque el resto no me…

- Luna, sin ti la luz de Sol y Estrellas no sería suficiente para iluminar muchas noches, sin ti el mar y los océanos serían mansos charcos sólo un poco más profundos de lo normal, sin ti los lobos no tendrían a quien aullar, muchas canciones jamás habrían sido escritas, ni muchos enamorados habrían compartido momentos mágicos observándote en silencio… Sol, Planetas, Estrellas… todos deberían tenerte envidia por ser la causa de tantas cosas buenas.



Luna no supo que decir. Demasiada información en tan poco tiempo nubló sus sentidos y evitó que saliese palabra alguna de sus labios. Cometa cada vez estaba más cerca, alargó su mano y ella no dudó ni un momento. Se aferró a él y se dejó llevar.


- ¿Sabes, Luna? Deberían de estar ellos agradecidos por poder formar parte de todas esas cosas, porque les dejes reflejar su luz en ti y así por fin… sentirse útiles.



Una gran sonrisa apareció en su semblante. Cometa tenía razón, tenía que ir a su sitio inmediatamente para desempeñar su papel, muchos la necesitaban. Y lo haría con la cabeza bien alta. Se soltó de él y sin mirar atrás avanzó lo más rápido que pudo hasta ocupar su lugar en el cielo.


Ese día será recordado siempre como los minutos más oscuros de la historia. Pero también por el raro desvío en la ruta del solitario Cometa que llegó incluso a pararse momentáneamente, para más adelante seguir cayendo en picado… sin dejar de consumirse. Eso sí, Luna volvió, y con ella la normalidad.


Cometa de pronto encontró otra razón más. Trató de girarse para verla una última vez, para hablarla una última vez. Pero sus palabras aunque parecía que podrían llegar rebotaban con la estela que él mismo iba dejando. Se miró la mano y recordó sus dedos aferrándole con tanta fuerza que aún parecía estar junto a él. Ella no le escucharía ya, pero aún así susurró las palabras. Para él.



- ¿Sabes pequeña? Yo viajaba sin rumbo fijo. Avanzaba sin mirar, sin apreciar lo que me rodeaba. Nadie aportaba nada diferente, nadie quería cambiar ni destacar frente a los demás. Se conformaban con lo que tenían y eran felices con poco – sin parar de avanzar dejó de mirarse la mano, había desaparecido.- Ojalá no hubiese dicho las palabras correctas. Así aún seguirías aferrada a mí… y podría…




- ¿Qué pasa con Luna?

- Ya sabes que no me gusta que me interrumpan cuando estoy contando una historia, Unai. A ver, ¿qué ocurre con ella?

- ¿Sabe exactamente Luna lo que ocurrió? ¿Y lo que está ocurriendo?

- Ciertamente, debe saberlo.

- ¿Y sabe Cometa que Luna está al tanto todo?

- Lo acaba de descubrir, por eso se repite que no debe girarse de nuevo, ni hablarle inútilmente a su estela.

- Jo… pobre Cometa…

- No, de pobre nada.



Ender


No sé explicar muy bien como empecé esta historia. Bueno, eso sí, pero no porqué Estrellas, Luna y Cometa.

Cómo aún sigo un poco en shock pese a que lo escribí hace un par de días, mostradme los fallos y posibles mejoras.


Y si alguien ve finales alternativos... o continuaciones... me gustaría escucharlas.

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2 comentarios:

  1. Ole,ole,ole y olé.
    No hay palbras que basten para la historia pero te diré de las mías: chachiguay,chachipiruli,guachi,bestial e increíble.

    impresionante chatín.

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  2. :) No sé como irá el shock, pero nada que objetar al texto, es precioso.

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